2002.- IRLANDA.- DIR: Peter Mullan.-
Int: Geraldine McEwan, Anne-Marie Duff, Nora-Jane Noone, Dorothy
Duffy, Eileen Walsh, Mary Murray, Britta Smith, Frances Healy, Eithe
McGuinness, Phyllis McMahon, Rebecca Wals, Eamonn Owens, Chris
Simpson, Sean Colgan, Daniel Costello.
Mi puntuación ★★★★★★★☆☆☆
Los
conventos de la Magdalena en Irlanda eran gestionados por las
hermanas de la Misericordia en nombre de la Iglesia católica.
Acogían a muchachas enviadas por sus familias o por los orfanatos,
que allí quedaban encerradas y a las que se obligaba a trabajar en
las lavanderías para expiar sus pecados. Dichos pecados eran de
distinta naturaleza: desde ser madre soltera a ser demasiado bella o
demasiado fea, o demasiado simple o demasiado inteligente, o víctima
de una violación, y por tales pecados trabajaban sin percibir
ninguna retribución, 364 días al año, y se las hacía pasar
hambre, se las sometía a castigos físicos, humillaciones, violencia
física y moral, y se las separaba de sus hijos. Las penas que tenían
que cumplir eran ilimitadas. Miles de mujeres vivían y morían allí.
El último convento de la Magdalena en Irlanda cerró sus puertas en
1996. (FILMAFFINITY)
Mi comentario: Película dura, muy dura.
Nos demuestra que cualquier excusa era buena para ingresar en estos
internados, donde las hermanas, más que unas monjas encargadas de
hacer expiar las culpas y los pecados de las chicas, eran las
verdaderas carceleras de estas Instituciones. Algunas se pasaban
allí toda su vida, con el trauma psicológico que ello pudiera
suponer.
Buen ritmo, buen guión, escenas
impactantes pero sin caer en crudeza fácil, muy bien interpretada y
sobre todo, nos hace reflexionar en la bula que tenían algunas
ordenes religiosas para cometer todo tipo de abusos.